Eddie, un gato neoyorkino, fue abducido por un halcón, pero para su
suerte su sobrepeso hizo que el ave lo dejara caer en un jardín cercano.
Una
mujer en Nueva York despertó con el aterrador sonido de un halcón
atacando a su querido gato Eddie. Mientras el sonido del gato acobardado
y del halcón enérgico se fusionaban, la mujer intentó salvar a su
mascota pero llegó demasiado tarde a la escena del “crimen”. Corrió por
todos lados en búsqueda de Eddie, pero sin éxito alguno, y con el
consejo generalizado de que olvidara a Eddie porque debía de estar
muerto ya.
Según reportes, existe un notable incremento de nidos
de halcones en Nueva York; su dieta consiste de ardillas, roedores y
conejos —aunque existe el caso de un halcón que atacó un Chihuahua en el
2003.
Sin embargo, por su peso, Eddie no llegó muy lejos en las
garras del halcón, solo 20 metros lejos de su casa, al jardín de un
vecino, quien después de ver los afiches del gato perdido se puso en
contacto con su dueña y regresó a Eddie a casa.
La moraleja de la
historia es que nunca sabes cuándo tus supuestos defectos se
convertirán en tus virtudes. En este caso, fue la gordura de Eddie lo
que lo salvó.
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